Quickribbon IMPACTO DE DIOS: LA ENVIDIA: CAIN Y ABEL
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LA ENVIDIA: CAIN Y ABEL

Existe un mal, que enferma a toda la humanidad, que muchas veces está oculto, pero que cada vez tiene más participación en la vida, como son: la envidia, la comparación, la competencia, la rivalidad, el rencor, etc., todas causales de la falta de: Amor a si mismo, y Valor de enfrentar las propias limitaciones. Cada uno de estos males, causan en resumen la autodestrucción de las personas.


Desde el principio, Dios nos creo a su imagen y semejanza (Génesis 1:25-27), pero somos diversos y diferentes, somos cada uno de nosotros una persona única e irremplazable. Podemos las personas compartir, como por ejemplo: la fe, gustos, estudios, y muchas cosas más, pero la forma de relacionarnos con cada una de estas, es propia de nuestra persona.

Todos conocemos la historia de Caín y Abel, ellos eran hermanos y tenían diferentes profesiones. "Abel fue pastor de ovejas y Caín agricultor."(Génesis 4:2). Ellos compartían al principio, muchas cosas, aparte de la familia, compartían la fe y la educación. A medida que estos crecían, fueron cambiando y variando sus gustos, como lo hicieron con su profesión. Caín y Abel tenían diferentes actitudes y formas de ser, Caín era de carácter impulsivo y Abel era tímido.

Todo iba bien, hasta que: "Al cabo de un tiempo, Caín presentó como ofrenda al Señor algunos frutos del suelo, mientras que Abel le ofreció las primicias y lo mejor de su rebaño. El Señor miró con agrado a Abel y su ofrenda, pero no miró a Caín ni su ofrenda. Caín se mostró muy resentido y agachó la cabeza.". (Génesis 4:3-5) La envidia se produce casi siempre hacia personas muy cercanas, y en relaciones que se esperan de igualdad, pero que se convierten en relaciones de desigualdad. El hecho de que Caín actuó, fue porque no valoro la actitud y esfuerzo de Abel, como tampoco supo valorar su esfuerzo. No podemos saber a ciencia cierta, si Caín se esforzó mas que Abel en su ofrenda, pero lo cierto es que Caín se comparó ante su hermano, y allí perdió su Amor, sus proyectos, y se olvido de su propia vida, para querer vivir la de otro.

"El Señor le dijo: ¿Por qué estás resentido y tienes la cabeza baja? Si obras bien podrás mantenerla erguida; si obras mal, el pecado está agazapado a la puerta y te acecha, pero tú debes dominarlo". (Génesis 4:6-7). Dios le muestra a Caín que para ser recibido por el, debe obrar bien, con justicia, para mantener su cabeza enaltecida. ¿Si obro bien, quien puede negar que obre de tal forma? ¿Quien puede levantar su voz, ante el justo? "Entonces el justo se mantendrá de pie, completamente seguro frente a aquellos que lo oprimieron" (Sabiduría 5:1). Hasta entonces Caín ya no escuchaba al Señor, estaba sordo.

Lo que sorprende de este mal, es que no pretende tener o desear lo mismo que otro, sino que pretende ocupar el mismo lugar que otro. No pretende "algo parecido", pretende "eso" mismo. Pero nuestra persona nunca va a poder ser igual a otra. Caín pretendía ocupar el lugar de su hermano, y desde ese momento, Caín dejo de ser Caín, perdió el sentido de su vida. "Caín dijo a su hermano Abel: Vamos afuera. Y cuando estuvieron en el campo, se abalanzó sobre su hermano y lo mató." (Génesis 4:8).

La envidia, la comparación, la competencia, la rivalidad y el rencor, matan el alma, corrompe el espíritu de la persona y la enferma. Muchas veces me pregunto cuándo soy testigo de esto: ¿Somos consientes de lo que genera la envidia? ¿Cuántas veces hice comparaciones entre amigos y hermanos? ¿Porque lo hice? ¿Soy consciente de los comentarios fuera de lugar? ¿Opino y crítico sobre la vida de los demás?

Para ti, que estas constantemente pendiente: de lo que digan los demás, que críticas a los demás, que te comparas con los demás, que discutes por cada cosa que ves, te digo:

- Valora tu vida
- Ama tus limitaciones
- Aprende a ayudar a otros
- Pide ayuda cuando la necesites
- Plantéate objetivos a corto y largo plazo
- Compárate contigo mismo
- Sincérate ante Dios en cada adversidad
- Perdónate y date otra oportunidad

Este sentido nace, en aceptarnos tal cual somos, y ser fieles al Amor de Dios, de nuestra persona y de nuestros límites, subsanando así todo lo malo. Recordando que ante cada mal realizado, caemos en el pecado de dicho mal. Reconcíliate con el Señor y con quienes has obrado mal, pide perdón y serás perdonado.

"El que es malo consigo mismo ¿con quién será bueno? Ni él mismo disfruta de su fortuna. No hay nadie peor que el avaro consigo mismo,y ese es el justo pago de su maldad. Si hace algún bien, lo hace por descuido,y termina por revelar su malicia. Es un malvado el que mira con envidia,el que da vuelta la cara y menosprecia a los demás. El ojo del ambicioso no está satisfecho con su parte y la ruindad reseca el alma. El miserable mezquina el pan y tiene su mesa siempre vacía." (Eclesiástico 14:5-10)

Para ti, que vives con una persona que padece este mal: te culpa de todos sus problemas, tiene doble discurso, habla a tus espaldas y escuchas de otros sus comentarios sobre ti, se alegra de los problemas que atraviesas, tiene días que está bien y días que está mal, te digo:

- Perdónala porque no sabe lo que hace
- Ora por ella
- No te culpes de su enfermedad
- Muéstrale que sus problemas no existen
- Pon limites sanadores
- No dejes que te hable de otros
- Pon luz en cada conversación

Este sentido nace, en ayudar al prójimo, sin ser dañado por sus actos, en poner Luz en la oscuridad, en ser Justo con la persona y no sentirse un objeto preciado, porque el Señor no acepta a aquellos que se alaban a sí mismo de sus actos, y se creen centro del universo. "No envidies al hombre violento ni elijas ninguno de sus caminos. Porque el hombre perverso es abominable para el Señor, y él reserva su intimidad para los rectos." (Provervios 3:31-32).

Volviendo a Caín y Abel, tuvieron una infancia muy difícil, ante un Padre y una Madre, que no solo no tenían experiencia, sino que ambos habrían sufrido la expulsión del Jardín del Edén (Génesis 3:23). Podemos entender que la infancia de los niños y su educación se encontraban basada en el fracaso de sus padres, en relación a Dios, una limitación muy fuerte, que trae emparejado la exigencia y el cumplimiento, para suplir su vacio materno y paterno. El Señor vio todo lo que sucedía, como ellos iban creciendo, y como estos eran educados. El Señor conoce lo que tenemos en el corazón, interviene en nuestra historia, y ante cada prueba conoce el resultado que está tendrá en nuestra vida.

Por eso, en esta historia de Caín y Abel, su resultado no fue la muerte de ambos, sino el volver a empezar para Adam y Eva. "Adán se unió a su mujer, y ella tuvo un hijo, al que puso el nombre de Set, diciendo: "Dios me dio otro descendiente en lugar de Abel, porque Caín lo mató". También Set tuvo un hijo, al que llamó Enós. Fue entonces cuando se comenzó a invocar el nombre del Señor." (Génesis 4:25-26).

[..] fue entonces cuando se comenzó a invocar el nombre del Señor, dice la palabra, invoca al Señor en tu vida, para que nazca un nuevo horizonte, una nueva forma de relacionarte, contigo, con el prójimo y con el Señor.

Bendiciones!



EVANGELISTA DANIEL SANTILLAN



“Necesitamos hombres ardiendo al rojo vivo, que irradien el fuego con tan intenso calor; que no podamos siquiera acercarnos sin sentir que nuestros corazones se están quemando; hombres como relámpagos lanzados de la misma mano de Jehová, despedazando estrepitosamente cada cosa que se opone en su camino, hasta que lleguen a su blanco : Hombres impulsados por la Omnipotencia ! ”Charles H. Spurgeon (1834-1892)

EL JUICIO EN EL GRAN TRONO BLANCO

DIOS LES BENDIGA..!

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